La respiración

LA RESPIRACIÓN

La respiración es el motor de nuestra vida, el alimento de todas las células de nuestro cuerpo. Para sacarle el máximo partido, debemos aprender a escucharla y reconocer los bloqueos a los que podamos estar sometiéndola. No solo nos permite seguir vivos, sino que se revela como una garantía de salud física y mental. La respiración es la más fácilmente renovable fuente de energía con que cuenta un ser humano.

Vivimos y eso nos hace pensar que el tema de la respiración está resuelto; pera la diferencia entre respirar bien o mal no supone una diferencia entre la vida o la muerte, sino ente la salud o la falta de ella.

La vida comienza con la primera inhalación del recién nacido y acaba con la exhalación del último momento. Si comparamos el oxigeno con otros elementos indispensables para la vida, observamos que una persona podría mantenerse con vida sin beber agua o cualquier otro líquido casi una semana. Se pueden pasar varias semanas sin comer alimentos sólidos y hasta dos meses sin dormir. Pero sin oxígeno no podríamos sobrevivir ni siquiera 15 min. Las células de nuestro cerebro apenas resistirían 3 min. sin ser fatalmente dañadas por las carencias del preciado gas.

La importancia de respirar bien va más allá y lo engloba todo, cada acto de nuestras vidas. Corrigiendo nuestra actitud ante la vida podremos aprender a respirar mejor. O, lo que es lo mismo, a vivir mejor. Cada uno de los actos humanos van acompañados del acto de respirar, y una respiración bloqueada e incompleta genera actos bloqueados e incompletos y, lo que es peor, interfiere en nuestra salud.

Lo primero que sucede en nuestro organismo ante una situación de estrés es un cambio en la respiración. La consecuencia lógica de una vida sometida al estrés permanente es un cambio permanente en la respiración. Una correcta respiración puede curar enfermedades derivadas del estrés, la depresión o la fatiga, y es la principal herramienta de la que disponemos para relajar nuestro cuerpo y nuestra mente, siendo incluso capaz de controlar la sensación de dolor.

Al respirar nuestro cuerpo absorbe el oxígeno que necesita para vivir y se libera del dióxido de carbono que no cumple ya función alguna. Al inhalar aire, la sangre absorbe el oxigeno y recorre todo el organismo para abastecer a las células que lo necesitan para producir energía gracias a la combustión de ese oxígeno. El dióxido de carbono es el producto sobrante de ese proceso.

Existen dos tipos de respiración: la respiración externa o pulmonar, que determina el intercambio gaseoso entre el aire y la sangre; y la respiración interna (también llamada celular o de los tejidos), que consiste en el intercambio de gases entre la sangre y las células.

Hablaremos de la respiración externa o pulmonar, aquella sobre la que podemos incidir de forma voluntaria para lograr los mejores resultados para nuestra salud.
En una respiración completa se utilizan los músculos intercostales y el diafragma.
No hay reglas fijas para respirar bien, pero existen patrones respiratorios que bloquean este acto vital.
Una adecuada respiración cumple dos funciones principales; aportar mas oxigeno a la sangre, y por consiguiente al cerebro, y hace fluir el prana o energía mental, con lo que se llegará a relajar la mente. La más importante fuente de autoconocimiento reside en la respiración, que posibilita un potente estado de meditación. Sólo observándola conseguirás que el ritmo de la respiración induzca a un estado de relajación emocional. Cuando los pensamientos retornan a nuestra mente, con ellos vuelven nuestras emociones que alteran nuestro estado; es entonces cuando debemos volver nuestra atención a la observación de la respiración.


En esto reside la sencillez, en tomar conciencia de la respiración. El cuerpo y la mente relajados. 
Solo fluye y se mueve la respiración.

La respiración es mas bien un recurso para mantener centrada la mente evitando que se disperse en pensamientos fuera de aquí y ahora.

Un aporte correcto de oxígeno colabora en la prevención de numerosas enfermedades y retrasa el envejecimiento. El oxígeno regula todas las actividades del cuerpo humano, desde las funciones cerebrales hasta la digestión, pasando por la capacidad de pensar y de sentir. El pulmón toma el oxígeno del aire y lo envía a la sangre gracias a los hematíes o glóbulos rojos, que lo transportan por todo el torrente circulatorio, desde el cual alcanza las células más recónditas del organismo. Como consecuencia de un menor aporte de oxígeno en las células, éstas envejecen más deprisa, lo que favorece la degeneración de los vasos sanguíneos, quita elasticidad al tejido conjuntivo o disminuye la capacidad del sistema inmunitario. El cerebro nota esta falta y protesta con síntomas de insomnio, pérdida de memoria, falta de concentración y frecuente cansancio.

El sistema respiratorio está formado por las vías respiratorias altas y bajas, los pulmones, los músculos respiratorios, los músculos auxiliares y un centro respiratorio. Las vías respiratorias superiores (fosas nasales, cavidad bucal y faringe), comunican con las vías respiratorias inferiores (la traquea, los bronquios y los pulmones).

Todos estos conductos están revestidos por una membrana pituitaria que limpia el aire, especialmente en las vías que comunican con el olfato.

Los pulmones ocupan casi toda la cavidad torácica, sobrepasando las clavículas por la parte superior y parapetados por el esternón por delante y las costillas a los lados. En su base se apoya en el diafragma, el principal músculo respiratorio.

Otros músculos respiratorios son los intercostales externos, a los que se añaden los intercostales internos – auxiliares – que sólo se ponen en funcionamiento cuando se intensifica la respiración. El centro respiratorio está situado en la médula espinal –médula oblonga – y en el bulbo raquídeo, y se encarga de regular los movimientos respiratorios de forma automática, incluso cuando dormimos o nos encontramos bajo los efectos de la anestesia.

La respiración actúa sola, no hay nada que controlar. El cuerpo y la mente trabajan constantemente desde que nos levantamos hasta que nos acostamos y continúa cuando dormimos. Cuando uno se relaja, la respiración se regulariza natural y armónicamente.

Cuando el aliento se calma, también se calma la mente”


A través del Rebirthing, con su práctica de la respiración consciente y conectada podemos llegar a los misterios más profundos de nuestra existencia.

La respiración da paso a la transformación de nuestro ser a todo nivel.

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